NI JEFE, NI DIOS, NI MARIDO


LA VOZ DE LA MUJER. Periódico comunista-anárquico (Argentina, 1896)
La Universidad Nacional de Quilmes (Argentina) ha editado una reproducción facsímil de “La Voz de la Mujer”, Periódico comunista-anárquico, editado en Buenos Aires a finales del siglo pasado, entre 1896 y 1897. Se trata de un diario escrito por mujeres y para mujeres trabajadoras, muy alejado de los planteamientos de las sufragistas o de aquellas otras mujeres de las clases medias e ilustradas que luchaban por su “igualdad” con los hombres, pero sin cuestionar el orden social. En este sentido, fue la primera de las publicaciones feministas latinoamericanas escrita desde una actitud nítidamente anarquista y, más concretamente, alineada con la filosofía comunista-libertaria de Kropotkin, Elisée Reclus, etc., vinculada directamente a los grupos revolucionarios obreros y, por tanto, declaradamente anticapitalista.
Por estas últimas razones, el periódico se editaba y repartía semiclandestinamente, de modo que actualmente se desconoce la personalidad de las redactoras e, incluso, de las responsables de la edición, aunque se puede deducir que se trata de mujeres inmigrantes, mayoritariamente españolas e italianas, de algún modo familiarizadas con el movimiento anarquista de sus respectivos países de origen.
Pero si este ya es de por sí un hecho relevante, lo verdaderamente extraordinario es la lucidez extrema de sus planteamientos y la radical crítica que desde su perspectiva de mujeres trabajadoras hacen respecto del orden social y de las instituciones que las mantienen sojuzgadas. En este sentido, las mujeres de “La Voz” muestran una inquietante sabiduría con una contundencia esplendorosa y adelantándose en más de setenta años a las críticas más certeras que el movimiento feminista haya hecho nunca.
Ya en el editorial del primer número expresan claramente el objeto de sus ataques y la raíz de sus males: la autoridad, bajo todas sus formas, pero esencialmente la teológica (Dios), familiar (marido y padre), la económico-social (amo y capital) y los esquemas ideológicos de la burguesía (orden coercitivo y policial, represión sexual, etc.) Afirman que la libertad para las mujeres sólo llegará cuando ellas se desembaracen de esos indignos amos y, por tanto, que un movimiento revolucionario sólo lo será realmente si afronta desde el primer momento la lucha contra ellos.
A cada una de esas formas de autoridad, oponían las mujeres de “La Voz” una conducta insurgente, tanto como esperanza en la explosión revolucionaria, como en el día a día actual y cotidiano. Como señala ese primer editorial: “y como comprendimos que la sociedad actual era también nuestro enemigo, decidimos ir con ellos (los compañeros anarquistas) en contra del común enemigo, mas como no queríamos depender de nadie, alzamos nosotras también un girón del rojo estandarte; salimos a la lucha.., sin Dios y sin jefe”.
Con todavía mayor énfasis, lo expresa el editorial del nº 4: “Las mujeres de La Voz odiamos a la autoridad porque aspiramos a ser personas humanas y no máquinas automáticas o dirigidas por la voluntad de “un otro”, se llame autoridad, religión o con cualquier otro nombre”.